El Ayuntamiento de Salamanca nombrará el próximo 17 de marzo a Pedro Francisco García Dorado Montero como Hijo Adoptivo de la ciudad. Un acuerdo al que se llegó en el Pleno municipal del pasado mes de febrero de 2019, donde finalmente fue una moción conjunta de todos los partidos -aunque inicialmente fue registrada por el PSOE-.
Dordado Montero, nacido en la localidad salmantina de Navacarros el 19 de mayo de 1861, destacó por ser un brillante universitario. Comenzó su carrera docente en el año 1887 como profesor auxiliar en la Facultad de Derecho alcanzando la cátedra cinco años más tarde, primero en la Universidad de Granada y unos meses después en el Estudio Salmantino.
El jurista es considerado como uno de los intelectuales españoles más destacados de la Universidad española de finales del siglo XIX y principios del XX. Insigne penalista, capitaliza grandes aportaciones al Derecho en el ámbito de la prevención y la reinserción.
El 12 de mayo de 1895 fue nombrado concejal del Ayuntamiento de Salamanca, dentro de la candidatura republicana. Perseguido por sus ideas y doctrinas, llegó a ser suspendido de empleo y sueldo.
La ciudad mantiene viva su memoria con una placa en la que fue su casa y un aula en el edificio histórico de nuestra universidad. La obra y el pensamiento de este humanista, filósofo, penalista y criminólogo es objeto de estudio y reconocimiento permanente como lo demuestra el nombramiento como Hijo Adoptivo de Salamanca.
El acto donde se conmemore su figura tendrá lugar en el Salón de Recepciones el próximo martes, 17 de marzo. Además, en el miosmo también se realizará la entrega de la medalla al Mérito Municipal a Jesús María Vicente Rivero. Ambos reconocimientos tienen lugar a título póstumo.
Jesús María Vicente Rivero, desde su ingreso en el Ayuntamiento de Salamanca en el año 1986, demostró ser un funcionario ejemplar y un servidor público que supo compaginar la atención al ciudadano con la defensa de los intereses legítimos de los empleados.
La búsqueda del consenso y la concordia forjaron su perfil en todas y cada una de las negociaciones sindicales y acuerdos laborales en los que participó durante los últimos 30 años. Su lealtad, honestidad y generosidad le han hicieron merecedor del respeto de sus compañeros y de la Medalla al Mérito Municipal con la que será reconocido.
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