Beatriz, la madre luchadora de Asier, un niño de Aldeatejada con autismo: "Dejó de tener contacto visual y lo único que hacía era correr"

La salmantina ha liderado diversas iniciativas para concienciar sobre el trastorno que sufren decenas de personas en la provincia y, al mismo tiempo, mejorar la calidad de vida de su pequeño, que fue diagnosticado a la edad de dos años

Beatriz Ramos y su hijo Asier, pequeño con autismo
Beatriz Ramos y su hijo Asier, pequeño con autismo

Beatriz Ramos es la orgullosa madre de Asier, un niño de seis años con TEA que, como muchas otras personas, concibe el Día Mundial del Autismo como una buena oportunidad para concienciar sobre un trastorno poco conocido por la mayoría de la sociedad. "Es un camino difícil, todavía queda mucho por delante. Como no es una discapacidad visible, hay gente que no la entiende. A día de hoy, es mi lucha", mantiene.

Esa lucha le ha llevado a liderar diversas iniciativas y a intentar mejorar el día a día de su hijo, con el que vive en el municipio salmantino de Aldeatejada: "Mi objetivo es que sea feliz, lo más autónomo posible y que se llegue a comunicar. Asier me ha cambiado la vida para mejor en muchas cosas. Tendríamos que aprender de ellos". 

Del duro diagnóstico a la "simbiosis" durante el confinamiento

Beatriz Ramos y su hijo Asier, pequeño con autismo
Beatriz Ramos y su hijo Asier, pequeño con autismo

A Asier le diagnosticaron autismo a los dos años. “Dejó de tener contacto visual y de balbucear, no miraba cuando le llamabas por su nombre y lo único que hacía era correr. Lo llevé a una terapeuta, le hicieron varios exámenes y nos dijeron que tenía rasgos de TEA”, recuerda Beatriz. A la valoración médica le sucedió una etapa de duelo: “El primer año me aislé bastante porque no sabía lo que era. Hay mucho desconocimiento todavía sobre esta discapacidad y tienes que vivirla de cerca para tomar conciencia. Es un camino de mucha soledad, porque al principio te encuentras más perdida, pero poco a poco vas conociendo gente en la misma situacion y te sientes más arropada".

La “simbiosis” entre Beatriz y el pequeño Asier se produjo durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19: “Empecé a conectar con él e intenté normalizar la situación. Todavía no hablaba, por lo que nos teníamos que comunicar de alguna manera. Lo hicimos a través de unos pictogramas, ya que las personas TEA son captadores visuales y procesan mejor la información así. Los pedí por internet y, más adelante, se me ocurrió la idea de ponerlos en todos los establecimientos de Aldeatejada, municipio en el que vivimos, para que tuviera más autonomía". 

Asier mira los pictogramas colocados en Aldeatejada
Asier mira los pictogramas colocados en Aldeatejada

Tras obtener el beneplácido del Ayuntamiento, esa idea se hizo realidad a finales de 2021. Los autobuses, los edificios municipales, las tiendas y los cruces de los semáforos del municipio se llenaron de pictogramas para visibilizar el autismo y ayudar a aquellos que sufren dicho trastorno. "Facilita muchísimo el día a día de estas personas y el de mayores que tienen dificultades para leer cartelería o que sufren demencia o Alzheimer. Las instituciones deberían tenerlo en cuenta e incorporarlos sin necesidad de pedirlo", aseguró Beatriz en unas declaraciones recogidas en su momento por Salamanca24horas. 

A esa iniciativa, que se extenderá a más municipios, le han seguido otras lideradas por la madre de Asier en su lucha por mejorar la calidad de vida de su hijo: "Esta misma semana he dado una charla en el colegio de Aldeatejada, porque el año que viene empieza primero de Primaria y quiero que sus futuros compañeros no lo vean diferente. Por el Día Mundial del Autismo empecé también a hacer propuestas para visibilizar el trastorno". Y no solo en su municipio, donde todo el mundo se ha volcado con ellos, sino también en otros rincones de la provincia, como en San Cristóbal de la Cuesta o en la propia capital. 

El día a día de Asier 

Antes de asistir a esa charla en el colegio de Aldeatejada, Beatriz tuvo que valerse de pictogramas para adelantar a su hijo qué se iba a encontrar allí. "Lo anticipo todo porque él necesita un entorno predecible para estar tranquilo. Tiene una vida muy estructurada y, si hay cambios, se puede alterar y sufrir una pequeña crisis", afirma la vecina de Aldeatejada, que está volcada totalmente en su cuidado, algo que le exige todo su tiempo: "Hay que estar estimulándolo todo el rato y es dependiente. Necesita una persona de referencia que le explique su día a día".  

El pequeño de seis años asiste a un colegio ordinario, a terapia ocupacional, al logopeda, a psicoterapia y a musicoterapia. Ya por la noche, se enfrenta a un problema que arrastran muchas personas TEA: el trastorno del sueño. "Se queda dormido y a lo mejor se despierta a las tres y se tira cuatro o cinco horas sin coger el sueño. Es duro, pero mi hijo hace que cada día sea especial", afirma Beatriz, que tiene muy claro lo siguiente: "Yo no tengo que cambiar la manera en la que Asier ve el mundo, sino que quiero cambiar la forma en la que el mundo lo ve a él". 

Los retos a los que se enfrenta diariamente Asier son distintos a los de otros niños con autismo, ya que cada caso es diferente. "La sociedad debe adaptarse a las necesidades de cada niño y que, en cualquier sitio, tengan su espacio, ya que tienen el mismo derecho que los demás", declara Beatriz, que celebra la novedad de habilitar zonas TEA en todas las procesiones de Semana Santa de este año. No obstante, considera que aún faltan muchos recursos para que disfruten de una educación adaptada en centros ordinarios, así como una mayor conciencia social. Mientras tanto, seguirá: "Luchando y haciendo todo lo que esté en mi mano". 

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