Por eso, el momento del reencuentro ha llegado, y máscon el comienzo del fin de semana. En estas horas, los autobuses, cochesparticulares y los pocos trenes con los que RENFE ha mantenido conectadaSalamanca vienen cargados de gente con muchas ganas de volver a ver a susfamilias y, al fin y al cabo, de estar de nuevo en casa.
SALAMANCA24HORAS ha hablado con tres jóvenes que, porfin, están de vuelta.
El joven, finalmente, pudo reencontrarse con sufamilia este viernes, 26 de junio, viajando en avión a Valladolid y luegorealizando la ruta en coche hasta la capital salmantina. ¿Qué ha sido lo másduro de estar tanto tiempo separado? “Lo más duro, sin duda, ha sido estarencerrado en casa, como supongo que le ha pasado a todo el mundo”, aseguraRoberto. “En este tiempo he echado mucho de menos el poder volver a casa y vera mi familia, y también salir a la montaña a escalar o dar un paseo”, indicaeste aficionado también a la escalada.
No estará mucho tiempo en casa, solo cuatro días, peroseguro que serán muy intensos. “Volveré de nuevo a finales de agosto”, explica.Roberto cuenta que, en Barcelona, la situación de la pandemia ha sido “muyparecida” a la de Salamanca. “Hemos avanzado al mismo ritmo que Salamanca, yveíamos a la Policía asiduamente multar a todos aquellos que hacían caso omisode las indicaciones y violaban el estado de alarma”.
Marta Eguiluz, también salmantina, tiene 29 años yvive en Marbella, está haciendo la residencia de Farmacia Hospitalaria en elHospital Costa del Sol de la localidad malagueña. Debido a su trabajo, hacombatido en primera línea junto al resto de sanitarios de su hospital en estapandemia de Covid-19. “Llevo desde el 29 de febrero sin ir a casa”, explicarecién llegada a Salamanca, tras viajar en Ave desde Málaga a Madrid y luegosubirse al tren Media Distancia propio de otra época para llegar a Salamanca.
Estafarmacéutica explica que lo más duro de estar tanto tiempo separada de sufamilia ha sido “la preocupación de que les pasara algo a los míos y no poderestar allí con ellos para ayudarlos y apoyarlos en esa situación tan dura desufrir la enfermedad”. En cuanto a qué echado de menos, reconoce que, además dea sus familiares, a pasear por el centro histórico de Salamanca, en especialpor la plaza de Anaya que es “uno de mis lugares favoritos”. “A disfrutar deSalamanca, que es una ciudad muy especial a la que echamos de menos cuandoestamos lejos”, dice.
Marta tampoco estará mucho tiempoen casa, solo cuatro días porque “no ha sido posible encajarlo de otra manera”.
Preguntada por cómo se ha vividoen Andalucía y en la Costa del Sol la pandemia, asegura que en Marbella hantenido mucha suerte. “El brote ha sido bastante más leve que en otros puntos deEspaña, aunque en algunos momentos la situación ha sido muy complicada por loque ha traído consigo, en especial la incertidumbre al respecto de todo lo querodea a este virus”, indica a este diario.
David Martos es otro salmantinoque, al igual que Marta y Roberto, también estaba deseando volver a su tierra.Hace varios años que lleva viviendo fuera de Aldeatejada, donde reside sufamilia, y se ha ido trasladando por diferentes puntos de la geografía españolapor trabajo.
Actualmente es gerente de una tienda de Carrefour en Bilbao, donde lleva poco tiempo, aunque, para estar máscerca de su pareja, vive, junto a ella, en Gama (Cantabria). Paradojas de lavida han hecho que, tras pasar largo tiempo lejos de su novia, ahora queconviven juntos, ha tenido que estar desde el 26 de febrero sin ver a sufamilia.
Para él, lo más duro de estapandemia ha sido “estar tanto tiempo sin ver a mi familia y a mis amigos”. Esocambiará este fin de semana, puesto que David llega a Salamanca para colmaresas ansias de volver a ver a los suyos.
“He estado muy preocupado”,cuenta, “sobre todo porque mi familia estuviera bien con la situación que se havivido en Salamanca, ya que mis padres son de riesgo y, además, mi madretrabaja en un centro de salud en limpieza”. Así mismo, asegura que “he echadomucho de menos poder ver a mis amigos, poder ir a tomar algo con ellos osimplemente poder pasear por la Plaza Mayor con mi novia”.
Por último, ha querido compartircon SALAMANCA24HORAS.COM cómo se ha vivido la pandemia en Cantabria: “donde yovivo todo ha estado muy tranquilo porque es un pueblo pequeño y en la comunidadno ha habido gran número de contagios, sin embargo, por mi empleo me tengo quedesplazar hasta Bilbao. Allí, la cosa ha sido muy distinta, al trabajar en unsupermercado ha sido todo muy duro. Sobre todo, al principio, ha sido agobiantey a nivel de empresa difícil, porque ha habido empleados que han tenidosíntomas y por precaución se han tenido que dar de baja. Además de todos loscambios en medidas de prevención que esto ha traído”, expresa David en este díaque sonríe feliz por poder volver a ver a sus seres queridos.
Isabel Alén Piñuel, de 31 años, es una fisioterapeuta que trabaja en una clínica de rehabilitación neurológica en Mérida. "Llevo casi cuatro meses sin ir a Salamanca y sin ver a mi familia. Lo más duro del confinamiento ha sido estar sola en casa los cien días y saber que no tenía a nadie más en la ciudad. Pero dentro de lo malo, no he estado tan mal. Ha habido altibajos", explica.
Además, reconoce que lo que más ha echado de menos durante estos días ha sido "reírse". A la vez que explica que no favorecía el clima de que el único tema de conversación fuese el coronavirus. "En Mérida, la situación ha estado bastante controlado pero el hospital no llegó a colapsarse", finaliza.