Necesidades insatisfechas: de ruta por Salamanca en busca de un urinario público que funcione

En una ciudad tan envejecida como Salamanca, no son pocas las personas, especialmente hombres, que padecen problemas relacionados con la incontinencia de orina. La opción de entrar un bar, tan española, se puede convertir en una carga económica sobre todo ahora que muchos establecimientos limitan a los clientes el uso de su baño. En Salamanca también existe la particularidad de que se realizan numerosas fiestas universitarias. Aglomeraciones de personas que llenan los bares y que generan contratiempos a la hora de ir al servicio. Pero claro, todo el mundo tiene derecho a orinar

 Urinario público Gran Vía 1
Urinario público Gran Vía 1

Por otro lado, existen un buen puñado de profesiones en Salamanca que no se llevan a cabo en un lugar cerrado con todas las comodidades, incluidas las higiénicas, sino más bien al aire libre. Es el caso de los conductores de autobús, de los barrenderos, de los jardineros, de los carteros, de los repartidores. Qué decir de los miles de turistas que llegan cada año a la ciudad. Para unos y otros, y para cualquiera que necesite hacer uso de ellos en un momento concreto, deberían estar los aseos urbanos, los urinarios de toda la vida. 

Más aún cuando, esta misma semana, el Ayuntamiento ha decidido ponerle coto a aquellos que realizan sus necesidades en la calle y subir la multa, de 150 euros a 300, si son sorprendidos por la Policía Local. Sin embargo, no son pocas las voces que afirman que la ciudad cuenta con muy pocos y mal cuidados aseos públicos. Además, resulta que la tendencia indica que cada vez son más las ciudades de toda España que apuestan por facilitarle la vida a sus turistas. Es el caso de CórdobaMadridCartagenaMálaga, por poner ejemplos recientes, aunque la lista es muy larga.

¿Cuál es la situación, entonces, en Salamanca? Pues existen aseos públicos, sí. Son un total de nueve según detalla la página web de la Concejalía de Medio Ambiente, pero sólo es necesario hacer un mínimo trabajo de campo para comprobar la sospecha inicial: que la mayoría no funcionan y tampoco están bien cuidados. En un día como un jueves, 20 de febrero, sólo funcionan cinco de esos nueve, aunque no durante las 24 horas del día. A todas luces son pocos.

Urinarios pu00fablicos


Un recorrido por la ciudad

Parque de la Alamedilla, junto a la zona de juegos infantiles. Cinco de la tarde. Muchos niños y padres en el parque y a uno de ellos le entran ganas, como es normal, de ir al baño. Perfecto porque allí, a pocos metros, se encuentra uno de los aseos públicos. Basta con una moneda de 20 céntimos para poder acceder. La moneda entra por la ranura pero allí se queda, y no se abre la puerta. Fuera de servicio. El niño a orinar a la sombra de un árbol. Un hombre que pasa por allí advierte al periodista de que ese aseo no funciona. "Lleva mucho tiempo así". Nos vamos a otro.

Urinario Público Paseo del Rollo 2

¿El más cercano? Pues o el ubicado en el paseo del Rollo, junto al colegio de Las Esclavas, o el situado en la Gran Vía, a pocos metros de las Siervas y del Juzgado de Guardia. El periodista elige la primera opción y tiene suerte. Introduce los 20 céntimos y la puerta se abre. Perfecto. Incluso tiene hilo musical con radio y todo. Además está más limpio de lo que se podía pensar. Este funciona.

Urinario público Paseo del Rollo 1

La segunda opción, la de Gran Vía, sale cruz. Una luz roja indica al usuario que el aseo se encuentra fuera de servicio. 

La siguiente visita nos lleva hasta Würzburg. En este caso se trata de unos aseos construidos en el mismo edificio del bar del parque, y un cartel advierte de que los aseos son públicos. Están limpios y se pueden usar sin problemas. Ya van dos baños que funcionan.

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De allí a Capuchinos, a la calle La Bañeza. Otra luz roja marca que se encuentra fuera de servicio.

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El siguiente se encuentra en el Campo San Francisco, junto a la Hospedería Fonseca. Aquí no hay ninguna luz, pero el baño devuelve continuamente la moneda de 20 céntimos que insertamos en la ranura y la puerta no abre.

Los otros tres baños públicos que funcionan se encuentran en negocios privados. Si cierran, el baño cierra también. Uno de ellos bastante lejos del centro, en el parque Elio Antonio de Nebrija. Los otros dos en la heladería de la Alamedilla y en la heladería del parque de los Jesuitas, en éste último el recinto del parque cierra por la noche.

La falta de los aseos urbanos no se circunscribe en modo alguno a Salamanca. Sucede en muchas otras ciudades del entorno. Sin ir más lejos, hasta 2017 en Madrid sólo había 27 urinarios públicos. Una cifra ridícula para más de tres millones de habitantes y muchos más de turistas. Sin embargo, sorprende la escasez que existe en la capital del Tormes, especialmente porque también en 2017 se aprobó una moción conjunta aprobada por todos los grupos políticos para el establecimiento de una red de aseos públicos en condiciones. Es posible que tanto al Equipo de Gobierno como a los partidos de la oposición se les haya olvidado.

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