La Comunidad de Madrid conmemora este 2 de mayo el día en el que sus ciudadanos se levantaron en armas y se revelaron contra la ocupación francesa de España. Sus actuales habitantes aprovecharán la fiesta regional para viajar o redescubrir la ciudad. De decantarse por la segunda opción, es posible que aprecien la huella de Salamanca. Del importante pero desconocido Museo Cerralbo al famoso templo egipcio que fue reconstruido con piedra de Villamayor. Hacemos un repaso por algunos enclaves con sello charro que se pueden visitar en la capital.
Museo Cerralbo
Los vecinos de Cerralbo, en la comarca de Vitigudino, compraron el término municipal en 1920 por 1.125.000 pesetas. Hasta entonces había sido propiedad de Enrique de Alguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, quien también tuvo en herencia el céntrico palacio de San Boal. La vinculación del aristócrata con la provincia de Salamanca no acaba ahí, ya que fue elegido diputado por Ledesma en 1872 tras probar suerte en Ciudad Rodrigo. Su labor como político carlista la compaginó con su amor por las obras de arte, los objetos arqueológicos y demás antigüedades.

Gracias a que el marqués fue uno de los grandes coleccionistas e intelectuales de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, el municipio de Cerralbo resuena en Madrid a través del museo con el que comparte nombre. Su sede es un palacio decimonónico ubicado en pleno centro de Madrid -en la calle de Ventura Rodríguez, Moncloa- que mantiene casi intacta su estética de época y que alberga 50.000 piezas entre pinturas, tapices, armaduras, relojes o muebles en su interior.

Sorprende que el Museo Cerralbo pase desapercibido para la mayoría pese a ser un pasaje a la vida aristócrata de finales del siglo XIX y a la importancia de su contenido. Sus visitantes pueden contemplar obras de Francisco de Zurbarán ('Inmaculada Concepción'), El Greco ('San Francisco en éxtasis') o Anton van Dyck ('La Virgen con el Niño'); esculturas de la época romana o porcelanas de Meissen -las primeras producidas en Europa-. Estos tesoros conviven con fotografías familiares. En una de ellas, una mujer viste un traje típico charro, evidenciando la conexión del marqués y su entorno más íntimo con Salamanca.
Templo de Debod, reconstruido con piedra de Villamayor

Visitar el templo de Debod es trasladarse al antiguo Egipto en pleno centro de Madrid. El monumento fue creado a principios del siglo II a.C. en la localidad que le da nombre, a orillas del río Nilo, en veneración de los dioses Amón e Isis. Su declive en territorio africano comenzó en 1907. Debido a la construcción de la presa baja de Asuán, el agua lo cubría por completo durante nueve meses al año, causando desperfectos en su policromía y relieves. La situación se tornó más peligrosa con el nuevo embalse, por lo que el edificio fue desmontado y trasladado a la isla Elefantina antes de ser llevado a su destino definitivo: la capital española. El regalo responde a la ayuda de nuestro país para salvar los templos de Nubia, entre los que destaca el de Abu Simbel.
La instalación del templo en Madrid se realizó en dos fases. La primera comenzó en octubre de 1970 e incluyó el montaje de los bloques originales de la construcción y sus dos portales. También se diseñaron y plantaron los jardines que rodean y embellecen aún más la construcción. La segunda se inició un año después y consistió en reconstruir las partes perdidas del monumento. Para diferenciar los elementos originales de los añadidos, se recurrió a una piedra de distinto color y muy familiar para los salmantinos: la procedente de las canteras de Villamayor.
Barrio de La Latina
Más allá del distrito de Salamanca, que debe su nombre a su constructor, el malagueño José de Salamanca y Mayol, Madrid cuenta con un barrio que homenajea a una de las charras más ilustres: La Latina, apodo de Beatriz Galindo. La que fuera dama de compañía de la reina Isabel I de Castilla fundó el hospital de la Concepción de Nuestra Señora en 1499 en la calle Toledo, cerca de la plaza de la Cebada. Disponía de dos zonas destinadas a hombres enfermos (la primera para seglares y la segunda para religiosos) y, durante la Guerra de la Independencia, pasó a tener una función militar. Se mantuvo en pie hasta el año 1906.
La salmantina también creó los conventos de la la Concepción Francisca y de la Concepción Jerónima, donde recibió sepultura, y fue homenajeada de otras formas en la capital española. En el Paseo de Extremadura se erigió un monumento en su honor y una calle del barrio de La Latina, la que da acceso a los jardines de Las Visitillas, lleva su nombre, al igual que un distrito de Carabanchel y varios centros de enseñanza distribuidos por la Comunidad de Madrid.
Museos madrileños con arte charro

Los museos más importantes de Madrid han mostrado su interés por varias obras con sello salmantino. El Prado adquirió hace un año dos creaciones de Antonio Carnicero: 'Retrato de un caballero' y 'Retrato de dama'. Ambas se sumaron a la colección que la pinacoteca ya custodiaba del que fuera pintor del rey Carlos IV: 'Ascensión de un globo Montgolfier en Aranjuez', 'María Tomasa de Aliaga, viuda de Salcedo', 'Vista de la Albufera de Salamanca', 'Torero', 'La Inmaculada Concepción', 'Maja de rumbo' y 'Fernando de Borbón, príncipe de Asturias', entre otras pinturas y grabados. Por desgracia, se encuentran ajenos a las miradas del público.
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, por su parte, tiene en su haber dos lienzos ('La familia en el estanque' y 'Viuda con monos') y una escultura ('La rosaleda') de Isabel Villar, una artista tachada de "fundamental" para entender el modo en el que la figuración pictórica evolucionó en las últimas décadas del siglo XX. También conserva 'Bañista', de Mateo Hernández, que, a partir de un bloque de granito de coral de Finlandia, se "basó en la técnica de la talla directa y la expresión de un realismo rotundo, relacionado con dos de las principales tendencias del período de entreguerras: el Art Déco y la Nueva Objetividad". Esta obra sí que se encuentra expuesta (sala 205.06).
Casa familiar de Carmen Martín Gaite en la sierra de Madrid
La huella de Salamanca no solo es visible en la ciudad, sino también en otras zonas de la Comunidad de Madrid. Carmen Martín Gaite pasó parte de su vida en la casa familiar que su padre construyó en El Boalo, a los pies de la Sierra de Guadarrama. La mansión de piedra, reconvertida en un centro de estudios de la escritora charra, está abierta al público. Adentrarse en ella es descubrir la biblioteca, el archivo, los muebles y objetos que la autora de 'Entre visillos' tenía en la capital. La visita se puede completar con una parada al cementerio del municipio, donde están enterrados Carmiña, sus padres, su hermana y su hija, Marta, fallecida prematuramente en 1985 a causa del sida.
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