“Hemos avanzado poco. Seguimos peleando por lo mismoporque lo que se escribió hace 25 años continúa sin cumplirse". Laura Mayo, secretariade Enseñanza de Comisiones Obreras en Salamanca, se muestra escéptica a la horade hablar de progresos desde la firma de la Declaración de Salamanca dePrincipios y Prácticas para las Necesidades Educativas Especiales y la Educación Inclusiva.
Según ella, el sector precisa de una ampliación de personaldestinado a la atención de alumnos con necesidades especiales, algo que dependede la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León: “En lanegociación de plazas en espacios públicos para el próximo curso, los sindicatospedimos crear 25 más, que es lo demandado por los centros escolares, pero laJunta ha estimado no fomentar ninguna. Hay que tener en cuenta que algunosprofesionales solamente pueden dedicar un tercio o un cuarto de su jornada aatender a un alumno y que las ratios son muy elevadas: hay maestras dePedagogía Terapéutica que tienen once alumnos asignados y las de Audición yLenguaje, quince, cuando tenían que ser cuatro como mucho. Pasa en todas lasespecialidades. Eso implica que los estudiantes no reciban las sesiones quenecesitan porque, además, pueden ser de niveles educativos distintos y condiscapacidades diferentes”.
Además, Mayo expone a SALAMANCA24HORAS otro factor que condiciona este tipode atención: “Algunos profesionales han de desplazarse por escuelas rurales, loque hace que pierdan dinero al tener que costear desplazamientos o alquileresde viviendas. Pasa en toda Castilla y León. Eso fomenta la precariedad en elempleo. Es vergonzoso”.
Basándose en la Declaración de Salamanca,la secretaria de Enseñanza de Comisiones Obreras en Salamanca se fija en otropunto que se incumple. “Se recomienda tener un orientador por cada 250 alumnosy los hay por cada 800. Por si fuera poco, en ocasiones sin dedicación a tiempocompleto”, asegura.
Para respetar lo acordado en Salamanca hace un cuarto desiglo, Laura Mayo aboga por aumentar el personal destinado a este tipo dealumnado, por bajar las ratios y por aportar más recursos y dinero a estalabor: “Una educación de calidad no significa tener un Bachillerato con notasexcelentes, sino que todos puedan acceder a ella. Si en la sociedad vivimosjuntos, en la escuela también hay que compartir. Para que la educación seainclusiva, lo ideal es que los estudiantes con necesidades y sin necesidadespuedan convivir en la misma escuela siempre que sea posible, pues entiendo quehay casos que han de ser tratados fuera de un centro ordinario”.