​El Teléfono de la Esperanza, en guardia durante la Navidad: “En estas fechas hay muchos problemas de soledad y las llamadas aumentan”

Para todas personas que se sientan solas y necesiten apoyo telefónico, pueden llamar al 923 22 11 11 o al 717 003 717. Ya sea en Navidad o en cualquier época del año. Porque mucha veces, “la gente que llama, con que sepa que hay una persona que escucha su dolor, ya se siente liberada

 Teléfono 2
Teléfono 2

La Navidad es una época para compartir con la familia y los seres queridos. Reuniones por doquier con amigos a los que se ve de guindas a brevas, comidas con primos con los que se lleva sin quedar desde hace un año o cenas con el cuñado al que se quiere mucho pero con el que se discute después de unos vinos son algunas de las estampas típicas de estas fechas.

Sin embargo, no todo el mundo tiene la suerte de tener a alguien con quién celebrar la Navidad. También es época de soledad, ya que precisamente se ve la alegría de las demás personas por juntarse con quienes aman y pasar un buen rato. Y esa soledad se intenta paliar de cualquier forma posible.

Desde hace más de 15 años, hay voluntarios que tratan de ayudar a todas esas personas que se sienten solas y necesitan ser escuchadas. Lo hacen durante todo el año, pero el volumen de llamadas aumenta durante estas fechas. Se trata del Teléfono de la Esperanza, una organización no gubernamental que presta atención a todo individuo mayor de edad que necesite ser escuchado telefónicamente para buscar una solución a sus vicisitudes o para desahogarse.

Por eso, abre todos los días del año y a todas las horas desde que se inaugurara en 2003 gracias a las 28 personas que, diariamente, atienden telefónicamente todas las llamadas que se reciben, sean del tipo de duración que sea.

La presidenta del Teléfono de la Esperanza, Mari Carmen Igea, atiende a SALAMANCA24HORAS para confirmar que durante estas semanas las llamadas aumentan precisamente porque “hay muchos problemas de soledad”. No sólo eso, sino que también por los conflictos que se crean, ya sea entre familiares o parejas que pasan más tiempo juntos, y que también generan muchas llamadas, estas más para desahogarse.

Normalmente, las personas que llaman en estas fechas buscan alguien que les ofrezca, telefónicamente, esa compañía que no tienen. En ocasiones es porque han perdido a la persona que amaban “y tienen un dolor muy profundo”; otras veces, aunque sí tienen a gente a su alrededor, buscan que otra persona escuche esos problemas que no pueden o no quieren contar a sus seres queridos

“La gente que llama, con que sepa que hay una persona que escucha su dolor, ya se siente liberada”

Carmen Igea explica que no hay un perfil definido de gente que llame al Teléfono de la Esperanza. “La gente es muy heterogénea”, prosigue, aunque sí predominan estos días personas mayores que viven solas. “Pero también llama mucha gente joven y gente de entre 30 y 40 años”, afirma la presidenta de la ONG, quien recuerda que todo el mundo necesita desahogarse, tenga la edad que tenga.

Para los y las voluntarias del Teléfono de la Esperanza no siempre es fácil atender las llamadas, aunque saben bien cuál es su misión: escuchar. “Ellos (la gente que llama), con que sepan que hay una persona que, a través del teléfono, escucha su dolor, ya se sienten un poco liberados de esa pena”, asevera Carmen Igea.

La presidenta, además, señala que ellas no dan “ninguna receta”, porque cada persona es un mundo y los consejos no van a resultar igual en dos personas diferentes. “Como decimos en el Teléfono de la Esperanza, todos somos únicos e irrepetibles”, indica, señalando que sí hay pequeñas pautas que sirven para paliar esa dura o angustiosa situación por la que pasa la gente que llama.

Incluso apunta que “hay muchas veces que te llaman y apenas habla la persona. Pero cuando termina, te dice que muchas gracias por escuchar”.

“Muchos tienen familia, pero no encuentran a alguien que, incondicionalmente, no les van a juzgar”

No faltan en navidades las llamadas de las personas que, normalmente, usan el Teléfono de la Esperanza. “Porque saben que a través del teléfono siempre va a haber alguien que está escuchando”, explica Carmen Igea, quien aclara que muchas de esas personas tienen familia “pero no encuentran el tener a alguien que, incondicionalmente, no le va a juzgar para nada”.

De hecho, hay incluso personas que, los días más señalados, como puede ser Nochebuena o Navidad, llaman para preguntar si va a haber alguien al otro lado del Teléfono de la Esperanza. Y, cuando escuchan una respuesta afirmativa, comentan “que ya saben que si esa noche lo pasan mal, pueden volver a llamar”. Se crea así un pequeño vínculo como si de una familia se tratase.

Precisamente en Nochebuena es uno de los días cuando más ocurre eso. “En Nochebuena no llaman tanto, pero sí que lo hacen de madrugada entre Nochebuena y Navidad. A partir de las tres de la mañana”, relata la presidenta, siendo este uno de los horarios de todas las fiestas con más llamadas. Aunque “llaman todos los días”, señala.

Un deseo para 2020: “Que sepamos ayudar a los demás”

Para el 2020, Mari Carmen Igea pide, como no podía ser de otra forma, “que haya amor, paz y que sepamos ayudar a los demás. Que no seamos egoístas, y que todos los valores que uno desarrolla a lo largo de su vida los pueda dar también hacia los demás. Porque todos recibimos una gran riqueza de valores y, si eso lo hacemos en ayuda y en solidaridad con los demás, nos va a resultar que podemos ser más felices”.

Una solidaridad que resalta más en Navidad, pero que no ha de olvidarse en el resto del año. Porque siempre, los 7 días de la semana durante los 12 meses, habrá gente que esté pasando por una situación angustiosa y que necesite un poco de atención y de cariño. 

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