Los 24 niños saharauis que pasarán el verano en Salamanca yase encuentran en las viviendas que sus familias de acogida tienen en laprovincia.
Procedentes de los campamentos argelinos de Aaiún, Bojador,Auserd y Smara, los catorce chicos y las diez chicas que participan en elprograma ‘Vacaciones en Paz’, organizado por la Asociación de Amigos del PuebloSaharaui de Salamanca, llegaban a tierras charras este miércoles y permaneceránen ellas hasta el 4 de septiembre, si bien pueden salir fuera con quienes leshan acogido siempre y cuando se lo comuniquen a los organizadores.
Tienen entre 10 y 15 años y uno de ellos será operado de unoído durante su estancia en España. Y es que todos tendrán revisiones médicasante la falta de cuidados que tienen en su país. “Comen muchos alimentos conhidratos de carbono, pero pocas proteínas y verduras. Viven en el tercer mundo,pero todavía existen un tercero y un cuarto”, señala Ángeles Giménez, presidentade la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Salamanca.
Tras los besos y abrazos repartidos en el momento de lallegada, hay que prestar las atenciones necesarias a estos niños y procurar quese diviertan. “Les fascinan la piscina y los helados”, indican aSALAMANCA24HORAS varias familias de acogida.
“Comencé a participar el año pasado porque soy amiga de lapresidenta de la asociación y es una experiencia maravillosa. A los chicos lesquitas el calor de su tierra y hacen cosas que con su familia no pueden”,revela Carmen García, una de las ‘madres’ de acogida. “Mantenemos el contactodurante el año al comunicarnos cada dos o tres días por WhatsApp. Estamos másen contacto con ellos que con algunos de nuestros hermanos. Les ayudamoseconómicamente y con ropa, por lo que pasamos a ser parte de su familia”,añade.
La niña que permaneció en casa de García en 2018 vuelve aestar en 2019. Lo mismo le ocurre a Cecilia Vicente con el chico al que acoge: “Leencanta la piscina y jugar a las cartas con mis hijos. Es como un hermano máspara ellos. Tenemos un vínculo con él y su familia al estar en contacto cuandoestá allí y enviarle paquetes y dinero”.
“Yo participo porque creo que tengo que ayudar a que lossaharauis estén mejor”, razona Vega Garrido, consciente de la importancia dellevar al médico, a la piscina “y a lo que necesite” a la niña que acoge.Garrido procura que esta chica, que pasará su tercer verano con ella, comafruta: “Se adapta muy bien a Salamanca y siempre viene muy contenta”.