Se cumplen 70 años desde que Franco inaugurara Águeda, el pueblo que dejó de ser del caudillo en 2017

La entidad local menor dependiente de Ciudad Rodrigo fue el primer núcleo de colonización que el Instituto Nacional construyó en Salamanca y en él se asentaron 56 familias

Águeda plaza. Foto Ayto. Águeda
Águeda plaza. Foto Ayto. Águeda

Casasolilla. Así se llamaba la finca expropiada por el Instituto Nacional de Colonización para levantar el que sería el primer pueblo construido mediante este método en Salamanca. Ese fue el primer nombre de lo que después sería Águeda del Caudillo, actualmente Águeda a secas después de que en 2017 el pueblo se deprendiera de su apellido franquista al aplicarse la Ley de la Memoria Histórica.

El pueblo cumple este jueves 70 años, siendo el más antiguo de los 15 núcleos de población que se construyeron en Salamanca mediante este sistema. Su nombre finalmente dejó casi en el olvido el de la antigua finca que ocupó y finalmente se optó por hacer un homenaje directo a Franco, que se encargó de inaugurarlo un 9 de mayo de 1954: Águeda por el río y del Caudillo para loa del general que fue aclamado por más de 25.000 personas tal día como hoy hace siete décadas.

La prensa de la época publicó la crónica de la inauguración. Franco ese día hizo un tour por Salamanca que lo llevó a la Universidad, a inaugurar la estación ferroviaria de Tejares. Desde allí se fue al Hospital Martínez Anido, Los Montalvos, para realizar una visita después de allí ir hasta Ciudad Rodrigo, donde inauguró el nuevo trazado de la carretera con Portugal y de allí se fue a Águeda para proceder a su inauguración. Una jornada de la que los medios de la época dieron cuenta detalladamente, como era habitual en la época. Salves, la consagración de la iglesia y el discurso del dictador dieron por inaugurada la vida en el pueblo.

Agueda del Caudillo desde la torre de la Iglesia. Instituto Nacional de Colonización
Agueda del Caudillo desde la torre de la Iglesia. Instituto Nacional de Colonización

Como en todos los nuevos núcleos de colonización, los 56 colonos que empezaron una vida en esta pequeña localidad, actualmente una entidad local menor dependiente de Ciudad Rodrigo, recibieron una vivienda con el estilo típico de este tipo de pueblos: encalado blanco, dos plantas y corral. También 4 hectáreas de terreno por familia, así como la consabida vaca. Desde tan fastuosa inauguración, el pueblo pasó varias décadas sin mayor publicidad, hasta que tuvo que cambiar su nombre para cumplir con la ley, momento en el que fue noticia nacional de nuevo.

El cambio de nombre para retirar las reminiscencias franquistas vino propiciado por una denuncia y finalmente, la junta vecinal de la localidad determinó que el pueblo se denominara Águedas a secas. Además de este cambio, también se eliminaron los nombres franquistas de las calles José Antonio Primo de Rivera y Generalísimo. Volvió a ser noticia un año después, cuando el alcalde de entonces, Germán Florindo, se ofreció para acoger los restos de Franco tras conocerse la noticia la noticia de que el Gobierno iba a exhumarlo de su tumba en Cuelgamuros. “Traer aquí esos símbolos supondría darnos a conocer y generar un flujo de visitas a la localidad”, aseguraba el alcalde en su momento en declaraciones a Salamanca 24 Horas. Una idea en la que insistió reiteradamente en numerosos medios nacionales.

 

'Hoja Oficial del lunes  editada por la Asociación de la Prensa'   Epoca Tercera Número 790 (10051954)
'Hoja Oficial del lunes editada por la Asociación de la Prensa' Epoca Tercera Número 790 (10051954)

 

Tras la enorme repercusión mediática del momento, Águeda ha vuelto a ser una localidad despoblada del oeste salmantino. Menos de un centenar de habitantes conforman el municipio que se convirtió en historia por ser pionero en la colonización durante la dictadura. No fue el único, de hecho las comarcas de Ciudad Rodrigo y Alba fueron las zonas seleccionadas donde se agrupan buena parte de los 15 pueblos de colonización que el Instituto Nacional de Colonización construyó en Salamanca. El primero de todos fue Águeda del Caudillo y desde ese momento las inauguraciones de pueblos fueron constantes, aunque los colonos llegaron en algunos casos un par de años más tarde de la fecha que figura. Arrabal de San Sebastián en 1953, Ivanrey un año después, Sanjuanejo en 1955; Conejera, Santa Teresa y Santa Inés en 1956, Fresno Alhándiga en 1958, Castillejo un año más tarde, Torrejón de Alba y Castillejo de Huebra en 1960, Cilloruelo en 1961, Nuevo Amatos en 1962, Nuevo Francos en 1963 y, por último, Nuevo Naharros en 1964, uno de los que más ha crecido en población gracias a su cercanía con la capital salmantina.

¿Cómo eran los nuevos poblados?

La construcción de los nuevos pueblos de colonización cumplía unos requisitos que hacían que todos tuvieran una estructura igual o muy similar. Se buscaba la autosuficiencia, por lo que las viviendas se agrupaban en torno a una plaza en la que solía ubicarse la iglesia. Algunos tenían casas para el médico, el sacerdote o espacio para la escuela y los edificios administrativos. En algunos se contemplaba que llegaran a la vez que los colonos comerciantes.  

Pueblo de Cilloruelo. FOTO INSTITUTO DE COLONIZACIÓN
Pueblo de Cilloruelo. FOTO INSTITUTO DE COLONIZACIÓN

En los pueblos de mayor tamaño también se construía la Hermandad Sindical, posteriormente conocida como Centro Cooperativo y que servía para guardar la maquinaria, además de funcionar como pequeño lugar de reunión para los colonos. El Instituto Nacional de Colonización construyó 474 viviendas y en Salamanca dio casa a 1.504 familias entre las que repartió 921 lotes de secano y 583 lotes de regadío.

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