Ante la atenta mirada de los veteranos, los más jóvenes no dudaron en bailar al ritmo del DJ Juan Coria, que encontró en cada instante el ritmo perfecto para mover a los chicos y chicas a su antojo. Dividos al principio en grupos, poco a poco comenzaron a mezclarse, sangría en mano, animados por la música.
Fue justo tras las tracas, y mientras se iniciaba la preparación de la parrillada que compartieron después los vecinos del pueblo, cuando comenzó una peculiar 'guerra de sangría' en la comenzaron a volar litros y litros del popular refresco hasta empapar a casi todos los jóvenes y a algún que otro espectador. El ambiente festivo propició que todo el mundo se lo tomara con humor.