Las dos muertes de Huerta Otea en menos de 24 horas no son las primeras: Juan Carlos falleció en 2014 ahogado en su piscina

Los hechos ocurrieron en la calle Fray Bernardino de Sahagún en agosto de ese mismo año. Se trataba de un varón de mediana edad con mucha relación con los vecinos, que se vieron muy afectados por el deceso

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Salamanca se ha visto compungida este viernes. En menos de 24 horas, dos mujeres de avanzada edad fallecían en sus piscinas comunitarias en el barrio de Huerta Otea con apenas unas calles de separación.

La primera de las víctimas era una mujer que se encontraba en el complejo residencial para mayores de Profuturo, en la calle Emilio Alarcos, y se están investigando las causas del deceso para saber qué ocurrió, puesto tal y como ha podido saber SALAMANCA24HORAS, la mujer estaba en buen estado físico y sabía nadar.

Los hechos ocurrieron este pasado jueves en torno a las 14:45 horas y el personal del Servicio de Emergencias apenas pudo certificar la muerte, pese a los intentos de reanimación tanto suyos como de su marido, que fue quien dio el aviso al 112. Ahora la autopsia determinará cuál fue la causa de la muerte, si bien todo apunta a un ahogamiento, y faltaría determinar por qué no pudo salir de la piscina en ese momento.

El segundo fallecimiento ocurrió este viernes a primera hora. Apenas habían pasado 17 horas cuando, a las 7:30 horas de la mañana, cuando el Servicio de Emergencias recibió el aviso de que una mujer de 88 años estaba sufriendo un ahogamiento en la calle Lamberto de Echeverría. Tampoco pudieron hacer nada por la vida de esta señora que, al parecer, padecía esclerosis, lo que pudo motivar el trágico desenlace.

Sin embargo, estos dos fallecimientos no han sido los primeros que se recuerdan recientemente en piscinas del barrio de Huerta Otea. Junto a ambas calles (Emilio Alarcos y Lamberto de Echeverría) hay una tercera que ya fue testigo de una tragedia similar en 2014.

Era 17 de agosto y Juan Carlos Carrascal, guardia jurado natural de Torregamones, un pequeño pueblo zamorano de la comarca de Las Arribes y no muy lejos de Miranda do Douro, bajaba a nadar a la piscina de su comunidad, situada en la calle Fray Bernardino de Sahagún.

Su rutina siempre era la misma, ya que realizaba ejercicios de rehabilitación ante unas graves lesiones de las que se recuperaba. Por ello, y para tener una mayor tranquilidad, solía acudir a la piscina tarde, cuando el resto de vecinos ya comenzaban a recoger sus toallas y subían a sus casas.

Juan Carlos nadó todas y cada una de las tardes de ese verano, y aquel fatídico 17 de agosto no fue una excepción. De hecho, tal y como informó SALAMANCA24HORAS por aquel entonces, fue un vecino quien, al asomarse al balcón, observó que estaba inmóvil en el agua boca abajo, pero no le dio mayor importancia al pensar que se trataba de uno de sus ejercicios de rehabilitación.

Pero cuando minutos después volvió a asomarse y lo encontró en la misma postura, dio la voz de alarma. Varios vecinos bajaron a la piscina y se encontraron a Juan Carlos sin pulso ni respiración y, pese a que lo intentaron reanimar en lo que acudía el personal médico, nada pudieron hacer por la vida de este zamorano, que apenas tenía 41 años.

Fue un golpe muy duro para la comunidad, ya que se trataba de alguien que mantenía muy buena relación con todos los vecinos. También para su Torregamones natal, que decidió suspender sus fiestas patronales que por aquel entonces estaban celebrando.

Muchas fueron las posibles causas de la muerte de Juan Carlos. La autopsia, que sólo conocieron sus familiares y allegados, aclaró si fueron sus lesiones las que provocaron su ahogamiento, si fue una cardiopatía o si fue un corte de digestión lo que le provocó un pequeño desmayo que, al encontrarse en el agua, resultó fatal. Todas esas fueron algunas de las hipótesis que se barajaron por aquel entonces y que los vecinos parecen no olvidar.

De hecho, con las dos muertes sucedidas a escasos metros de donde pereció Juan Carlos, muchos vecinos han vuelto a recordar su figura, ya que era un hombre con el que guardaban gran relación. Igualmente, hay incluso algunos que temen que esté ocurriendo algo, y se cuestionan si la figura de un socorrista en todos los recintos habría salvado la vida de las tres personas.

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