Se vuelve a helar la sangre al caminar por la PlazaMayor. Pensábamos que aquellos días de ver las calles vacías de Salamancahabían quedado atrás. Creíamos que el toque de queda no llegaría y de repenteya estamos en nuestras casas.
El coronavirus avanza descontrolado por toda España ySalamanca vuelve a ser golpeada por una enfermedad que nunca se marchó. Atrásquedan ya aquellas restricciones que la Junta de Castilla y León impuso en laciudad a principios de septiembre, porque ahora los casos diarios ya superanlos 300.
Las 22:00 horas de este sábado han entrado de lleno enla Historia de Salamanca. Cuando las agujas del reloj han llegado a las diez,se ha iniciado el primer toque de queda de la democracia en nuestra ciudad. Unamedida impuesta por la Junta de Castilla y León, que se sumó así a otras comunidades,y que decretó “por motivos muy graves de salud pública”.
Un toque de queda que será reforzado por el inminenteEstado de Alarma –este domingo se reúne de urgencia el Gobierno en Consejo deMinistros- y que trae consigo los fantasmas de marzo y abril, aunque este, porel momento, no viene acompañado de un mando único o un confinamiento total. Sitrae un marco jurídico que permitirá que el Tribunal Superior de Justicia deCastilla y León no tumbe esta medida que, en un principio, estará en lacomunidad catorce días naturales.
Pocos minutos después de las 21:30 horas, para asegurarque todos los salmantinos cumplieran este toque de queda, agentes de la PolicíaNacional, Guardia Civil y Policía Local; se han desplegado por diferentespuntos de la capital y de la provincia para garantizar esta medida impuestapara intentar frenar el avance incontrolable del coronavirus.
Precisamente, en la calle Obispo Jarrín y en la plaza de San Julián ha sido dondese han situado minutos antes de las 22:00 horas y allí, junto aSALAMANCA24HORAS.COM, han podido comprobar como las terrazas y la calle sedesalojaba a medida que se acercaba la hora, no sin varios rezagados que hanapurado hasta el último minuto.
Posteriormente, otra patrulla se ha desplazado hasta la PlazaMayor, que presentaba una imagen más característica del primer Estado de Alarmadel 2020: las calles de la ciudad vuelven al silencio. Corazonesencogidos y a veces situaciones inexplicables, como la difícil tarea de aceptarla idea de cómo en apenas unos minutos se puede pasar del todo al nada, delcolor y el ruido de las terrazas al vacío y el sonido de empleados rezagadostirando los restos de una noche que pasará a la Historia salmantina.