Miguel Cruz Hernández: El centenario del soldado republicano que fue alcalde de Salamanca durante el franquismo


Este 15 de enero de 2020 se cumplen cien años del nacimiento de Miguel Cruz Hernández, quien fuera alcalde de Salamanca entre 1959 y 1962 y gobernador civil de Albacete. Profesor de Filosofía y Psicología en la Universidad de Salamanca y uno de los arabistas más reconocidos de España, Cruz Hernández posee una historia de vida más que curiosa, debido a que combatió en la Guerra Civil en el bando republicano y posteriormente ocupó importantes cargos durante la dictadura franquista

 Miguel Cruz Hernández 2
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La profesora Sara González Gómez de la Universidad de las Islas Baleares y doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Salamanca, apunta en Juegos de conexión y desconexión entre universidad y ciudad: las relaciones entre Universidad y Ayuntamiento de Salamanca durante la segunda mitad del franquismo que Miguel Cruz Hernández nació en Málaga el 15 de enero de 1920 en una familia de maestros nacionales. Doctorado por la Universidad de Madrid en 1946 con el trabajo La Metafísica de Avicena; unos años más tarde accedió a la Universidad de Salamanca, impartiendo la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los sistemas filosóficos. 

A partir del 14 de abril de 1950 desempeñó sus labores docentes e investigadoras en una universidad que le acogería hasta el año 1976. A pesar de su reconocido pasado republicano, lo que le colocó el apelativo del “alcalde rojo de Franco”, alcanzó la alcaldía de la ciudad entre 1958 y 1962. El propio Cruz Hernández en una entrevista publicada en Lozano Jiménez en 2010, achacaba su nombramiento a un “punto de error” entre todas las partes implicadas.

"En primer lugar, creo que el gobernador civil, José Luis Taboada, consideró oportuno cambiar al alcalde. Fue entonces cuando pensó en mí, por lo que yo escribía en la última página de la Hoja del Lunes que dirigía Enrique de Sena. Eso, quizás, despistó al gobernador civil, porque tenía un currículum vitae negativo, clarísimamente negativo, desde uno de mis bisabuelos, republicano de la I República y mi padre, que fue depurado después de la guerra y trasladado de Granada a Cartagena. Por otro lado yo había estado en el ejército republicano, y además, por decirlo en términos futbolísticos, forofo de la Federación Universitaria Escolar y afiliado a las Juventudes Socialistas Unificadas. Así que tuve que decir que me sentía muy honrado pero que esa era la realidad. En un principio pensé que eso les haría olvidarse de mí pero luego, por las razones que fueran, y tras el paso por Salamanca de Manuel Fraga, entonces flamante Delegado Nacional de Asociaciones del Movimiento […] debieron de cambiar de opinión. Esas fueron las circunstancias", contó el propio antiguo alcalde de la ciudad.

"Si me hubieran propuesto ser obispo no me hubiera asombrado tanto"

En otra entrevista, esta vez realizada por el periodista salmantino Fernando Rodríguez en El Día de Salamanca (noviembre de 2016), Cruz Hernández, casi a sus 97 años, rememoraba desde su domicilio madrileño situado a pocos metros del estadio Santiago Bernabéu su llegada a Salamanca. "Oposité a Granada y a Salamanca, pude elegir plaza y no lo dudé. Primero, por el nombre de la Universidad, y también porque yo había tenido una vida muy tensa en Granada y su provincia y necesitaba empezar una vida nueva. Y lo logré con creces en Salamanca". 

Su llegada se produjo el 3 de mayo de 1950. "Si me hubieran propuesto ser obispo no me hubiera asombrado tanto", también le dijo el veterano arabista al periodista Fernando Rodríguez, contándole los pormenores de su nombramiento: 

Miguel Cruz Hernu00e1ndez 3"Yo me encontraba ese día con un gran trancazo, catarro o gripe; creo que es el único día de toda mi estancia en Salamanca en el que yo me he tenido que quedar en la cama. Me llamaron desde el Gobierno Civil para que pasara por allí y por estar enfermo no pude ir. Entonces, me mandaron a casa al secretario particular del gobernador de entonces, José Luis Taboada. Alcalde de Salamanca cuando yo había hecho la Guerra Civil en el ejército republicano y había sido dirigente de la Federación Universitaria Escolar, que ya no era republicana, sino que era comunista. A mí, que me había apuntado a las Juventudes Socialistas Unificadas, que dirigía un joven llamado Santiago Carrillo. Esto, más el expediente y la sanción a mi padre como maestro, que tardó seis años en poder volver a Granada y el expediente de mi madre que no se cerró hasta el año 1950, no eran los antecedentes mejores para entrar en un régimen autoritario nacido a partir de los vencedores de la Guerra Civil. Me sorprendió todo lo que pude sorprenderme. Como estaba en la cama no me contenté con contarle todo esto al secretario, sino que en una cuartilla puse cuatro líneas con mi currículum negativo. Pero, sorprendentemente, a los cuatro días, ya recuperado, fui al Gobierno Civil y el propio Taboada me dijo: ‘Esto lo arreglaremos. Es solo cuestión de tiempo’".

Sin embargo, Miguel Cruz Hernández rechazó la oferta y se nombró alcalde a Antonio Estella Bermúdez de Castro, que estuvo en el cargo sólo un año. Y Taboada volvió a ofrecérselo. "Después de este segundo ofrecimiento y siendo la alcaldía lo más importante que una persona puede hacer por la ciudad en la que vive, acepté con gusto y con muchas ganas de hacer todo lo posible por mejorar la vida de los salmantinos".

Trajo el agua a Pizarrales

Volviendo a la investigación de la profesora Sara González Gómez, durante el período como alcalde de Miguel Cruz se produjo, por ejemplo, el ofrecimiento a la Universidad de Salamanca para instalar en sus dependencias el Archivo histórico municipal. Además, tal y como detalló el reportaje publicado en El Día de Salamanca, fue el alcalde que llevó el agua al barrio de Pizarrales y el responsable de la primera iluminación artística de la ciudad. 

Además, en su mandato, mandó reformar el parque de La Alamedilla y dejó aprobada una ordenanza propia de la Plaza Mayor "para reducir la circulación y para que, entre otras muchas cosas, se pusieran las antenas de televisión sólo en las cuatro esquinas de Plaza y no encima de cada casa", contó.

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Un alcalde sin sueldo que entregó el primer Premio Cervantes

Toda aquella labor municipal la realizó sin ningún salario asignado. "El alcalde no tenía sueldo entonces, sólo tenía gastos de representación no justificables por valor de 40.000 pesetas anuales, pero te podrás imaginar que aquello llegaba hasta agosto como mucho". 

Tampoco dejó la Universidad mientras tanto "porque tenía que comer. Durante esos años mi jornada laboral era, por llamarla de alguna manera, pintoresca. Iba a Anaya a las nueve y media. De diez a once menos cinco, daba la clase de Filosofía. Luego iba andando a la Facultad de Medicina, donde a las once y diez iniciaba la clase de Psicología. A las 12 salía e iba al Ayuntamiento hasta las 2 de la tarde. A las 2 de la tarde iba a comer al colegio Fray Luis de León, hacía la sobremesa y allí despachaba con la gente que había. Y luego me iba dando un paseo a las cuatro a mi casa para lavarme y descansar un poco porque a las cinco me iba al Ayuntamiento. Mi salida era a las ocho, pero nunca salía a las ocho; las nueve o las nueve y cuarto siempre me daban". 

En 1962, Julio Gutiérrez Rubio le reemplazó al frente del consistorio salmantino y fue destinado como gobernador civil a Albacete. El trabajo académico de Miguel Cruz Hernández ha quedado impreso en casi veinte libros editados, uno de ellos Historia del pensamiento islámico, traducido al francés y al italiano, en cerca de 300 artículos científicos y en infinidad de colaboraciones periodísticas. Con 90 años escribió su último artículo para El Ideal de GranadaHasta entregó el primer Premio Cervantes en 1976 a Jorgue Guillén

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