Podríamos hablar de España como uno de los países en los que la salud tiene más factores para alargarse en el tiempo. Ya sea por el clima, el modelo vital, la dieta mediterránea o mismamente el entorno que nos rodea, la esperanza de vida sitúa al país como el cuarto en cuanto a longevidad vital en todo el globo terráqueo. Y es que a pesar de todo lo bueno que puede haber, aún queda por recorrer un largo camino en cuanto a salud mental, de forma social, legal y sanitaria.
Cada primer jueves del mes de noviembre se celebra el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluyendo, como es lógico, el cyberbullying. Uno de los días marcados en las asociaciones que luchan contra esta lacra, y que han querido remarcar la importancia que tiene realizar una lucha efectiva que arranque desde la educación en casa, hasta la propia legislación para proteger de una manera eficaz a los menores de la casa.
Desde hace tiempo, el bullying ha venido siendo un problema que ha preocupado por los diferentes medios en los que se ha podido ejercer. Al igual que hace treinta años, cuando no todo el mundo tenía medios para conectarse de forma inalámbrica con otros usuarios, el acoso se ejercía en persona, ahora mismo existen vías como las redes sociales, los mensajes de texto o las propias llamadas que pueden llevar a una persona a límites que no se deberían sobrepasar.
Uno de los puntos más curiosos viene cuando España, en todo el mundo, se sitúa como la tercera en la que más casos de bullying se realizan. Más escalofriante aún cuando los dos países que nos superan son México y Estados Unidos, con una población mucho mayor que la nación mediterránea.
Desde SALAMANCA24HORAS hemos querido charlar de primera mano con personas e instituciones que siguen luchando por solucionar este problema. De forma anónima, una persona nos ha explicado el calvario que puede llegar a pasar cuando uno se ha visto acosado. La mente se nubla, se pierde el espacio tiempo y uno solo quiere huir, lejos. A protegerse de un sinfín de bromas que parecen no llegar nunca a la meta. Si algo tienen en común estas personas, es que ni los propios amigos se atreven a defenderlos, por un hecho muy claro, el miedo a que esa violencia pase a ejercerse sobre ellos mismos.
Y es que esto tienen los acosadores, que si no se les pone freno, parece que la energía nunca se desgasta. Acaban agrandándose hasta tal punto que pueden llegar a traspasar ciertas líneas insospechadas. Carmen Guillén, gran luchadora por esta causa y presidenta de la Asociación Salmantina contra el Bullying y el Ciberbullying, nos ha explicado alguno de los puntos claves en esta lucha que debería ser social para evitar ser cómplices de ello, ya sea con el silencio o mirando hacia otro lado.
Ha empezado un nuevo curso hace apenas dos meses, los alumnos ya se conocen, y mi pregunta va a ser muy directa Carmen, ¿Ya se os han dado casos este nuevo curso?
Nosotros no hemos dejado de recibir casos, de hecho, en verano la asociación ha estado abierta. Y no hemos cerrado ni un solo día. Hemos recibido casos hasta en verano.
Entonces, podemos hablar de que esa violencia se sigue ejerciendo una vez finaliza el curso escolar, ¿No?
Si. Tienes que tener en cuenta, que muchas veces, el ciberbullying es una extensión del acoso escolar, entonces, aunque los colegios como tal no estén abiertos, ya hay otras circunstancias que lo siguen provocando. Ya sea por agentes sociales o por internet. Ten en cuenta, que en muchas ocasiones estos niños acaban yendo a actividades extraescolares en verano con sus acosadores. Se sigue ejerciendo en otros ámbitos también, pero claro, viene dado por el acoso sufrido anteriormente.
En lo que llevamos de curso y suponiendo que hay diferentes niveles de acoso escolar, ¿Habéis tenido casos cuya preocupación sea muy grande?
Mira Anass, para mi todos los casos son importantes. O sea, si que es cierto que ha habido casos más serios que otros, pero sí que es cierto que si en alguno no se ponía remedio, podíamos llegar a ver lo que está apareciendo en los telediarios. Sí que hemos llegado ya a extremos grandes.
Muchas veces se puede llegar a tomar medidas legales, pero en otras, Carmen, podemos llegar a ver extremos como lo ocurrido en Gijón hace unos meses, en los que una niña, llamada Claudia, llegó a decir, y cito textualmente: “Habéis cogido a una niña de alta autoestima, y de altas capacidades, y la habéis machacado hasta el punto de no salir de la cama en años y de llevarla al suicidio”. ¿Habéis temido que esto llegue a ocurrir en Salamanca?
Sí. Si te dijera que no te mentiría. Hemos tenido casos en los que se ha rozado el límite. Afortunadamente, hemos llegado a revertir esas situaciones y no se ha cruzado la línea. Ya sea porque lo han logrado los propios padres o nosotros desde la asociación.
Ahí nos hablas de los padres. Hace diez o quince años, podía llegar a dar vergüenza decir que tu hijo había sufrido acoso, pero ahora mismo, con asociaciones como la que representas, deja de ser un poco tabú. ¿Sigue siéndolo actualmente?
Pues fíjate, lo que hemos visto en muchas ocasiones, es que sigue siendo tabú. Muchos padres lo ocultan por miedo, por represalias, por no darle la importancia que esto tiene o porque seguimos creyendo en la mítica frase de: “Son cosas de críos”. Y es que muchos padres siguen pensando que son cosas de críos y que lo que le pasa a sus hijos, muchas veces se ha llegado a disculpar o les han llegado a echar la culpa a los niños acosados como hemos visto en alguna ocasión.
Luego hay casos donde los padres viven esto como situaciones extremas y donde ellos lo viven peor que sus propios hijos. Hay que darles asistencia psicológica o derivarlos incluso a asistencia psiquiátrica, directamente. También es lógico, porque como padres en muchas ocasiones no sabemos cómo llevar todo esto, o cómo tratarlo o incluso la dimensión que puede llegar a tener esta situación y qué hacer. Por eso, desde la asociación no solo tratamos a la víctima, sino también a la familia o incluso hemos llegado a tratar al propio acosador, y en otras ocasiones a los espectadores que han visto cómo se ejerce esta violencia, porque son víctimas de lo que están viendo.
Hablemos de los responsables de los centros escolares. Ha habido ocasiones donde asociaciones que han luchado contra el bullying han dicho que los colegios, los centros escolares, de primaria, de secundaria… han girado la cabeza ante estos actos o los esconden directamente. ¿Esto ha ocurrido en Salamanca?
No quiero generalizar y cada vez hay más colegios donde son conscientes de esta problemática. De que esto es un gran problema. Y sí, esto ha ocurrido aquí. Si te dijera que no, te estaría mintiendo. Todavía muchos centros miran para otro lado, no le dan importancia o arreglan las cosas a su manera, cuando legalmente, socialmente y emocionalmente, deberían de tratar el problema e ir a lo que es justo y a lo que dictamina la propia ley. Muchos quieren tratar las cosas a su manera, y eso es un grave error. La prueba la vemos en los telediarios, que el titular dice “el colegio lo lleva sabiendo desde hace mucho tiempo”, y así muchas historias. No me gusta generalizar porque creo que hay colegios que hacen las cosas muy bien y que lo van haciendo desde hace mucho tiempo, pero falta mucha formación al profesorado y no saben cómo actuar muchas veces. Falta conciencia social y falta que la propia ley se aplique. No porque piensen que esto pasa en tu propio centro, sois menos que cualquier otro centro. Si esto pasa en tu centro, y le pones solución, tendrán una credibilidad tremenda. Yo llevaría a mis hijos allí. Si haces lo contrario, esa credibilidad cae.
O sea, ¿Podríamos decir que los centros educativos tienen miedo a que se pierda la reputación del centro?
Sí. Sí que lo hay, pero volvemos a lo mismo, esto es Salamanca y nos conocemos todos. Es cuestión de credibilidad. Si le pones solución, tendrás mucha credibilidad. Si hacen lo que dices, se estarían equivocando porque nos conocemos entre todos. El boca a boca funciona. No es una ciudad grande como Madrid o Barcelona. Si el colegio o instituto piensa que va a perder reputación, es todo lo contrario, porque si pones un protocolo te da seguridad jurídica y administrativa. Te da la seguridad de que puedes hacer algo. El resto de los padres y madres, además, sabrán que si hay un problema, se va a solucionar. Si haces lo contrario, cuidado, porque la gente se lo piensa antes de llevar a su hijo o hija al centro.
En este aspecto, ante la ley, ante la defensa que tienen esos niños acosados de forma física, por internet o emocionalmente, ¿La ley es igual para todos?
No. La ley no es igual para todos. Lo vemos en este campo y en otros muchos. Tenemos la ‘Ley del Menor’, que hasta los 14 años son inimputables y, por lo tanto, protegen a unos y desprotegen a otros. Si todos tienen los mismos derechos que están estipulados en la declaración de los Derechos Humanos, por muchos tratados, muchas leyes… si todo esto estás reconocido, y desproteges a una persona, esta ley no funciona realmente. Hay que cambiar la ley. Hemos visto que se cambian leyes, por lo tanto no se entiende que no se cambie esto. Cuando algo no funciona, hay que pararse a pensar que es lo que está fallando y, por supuesto, darle una solución. Si vemos que son inimputables, no solo en acoso escolar, sino en otro tipo de delitos, y muchos de ellos son menores de 14 años que han reincidido, algo no está funcionando. Cuando un niño sigue haciendo más de lo mismo y nadie le dice que lo que hace ha estado mal, tenemos que darle un toque a la sociedad y a la gente que no está legislando. Esto no se puede permitir.
Entonces Carmen, ¿Hay un problema educacional?
Es la base de todo. Si hay una buena educación llegarás a lo máximo, en todos los aspectos. Si hay una mala educación, seguiremos viendo las cosas que hemos estado viendo. Desde casa se tiene que dar esto ya que es el primer agente socializador que existe. Después, extender eso a los centros educativos, que es el siguiente agente. La educación tiene que venir desde casa. Esos valores se tiene que enseñar ahi y reforzarse en el resto de los ámbitos.
Para finalizar, ¿Qué conductas pueden ver los padres en sus hijos, en casa, para saber que están sufriendo bullying?
Tenemos síntomas detectables. Desde la tristeza a un ánimo que está decaído cómo llorar sin una causa aparente. Objetos personales que desaparecen sin que haya una explicación a eso o una causa que le dé veracidad al niño. Excusan un golpe, una ropa rota. Hay aislamiento o alteraciones en la comida o en el sueño. Suelen tener pesadillas. Hay somatizaciones, como por ejemplo, los domingos por la noche, los lunes por la mañana donde no quieren ir al colegio o incluso a la vuelta de las vacaciones, en las que vas al médico y no encuentran ninguna enfermedad. Puede haber un descenso en el rendimiento escolar y ya a lo evidente, a los arañazos, a los golpes, los moratones, todas esas cosas que físicamente ves, pero moralmente también están ahí. Hay niños que llegan a cambiar la ruta de vuelta a casa o que ya no quieren ir a actividades a las que antes iban encantados. Todo eso son síntomas de alerta que pueden utilizar los padres para saberlo.
Como hemos visto, Carmen Guillén ha sido una de las grandes precursoras en Salamanca y en la provincia en la lucha contra el bullying. En la lucha contra un acto que sigue siendo tabú para muchas familias, para muchos padres, muchas madres e incluso hijos que no se atreven a dar el paso. Y es que el silencio hace que esto se incremente hasta límites insospechados. Está claro que combatir esto pasa, no solo por la educación en casa y en las escuelas, sino que las instituciones públicas, los propios políticos y cualquier estamento, tiene que evitar ser cómplice de un problema al que, poco a poco, se da visibilidad pero que sigue pasando desapercibido por los ojos de los que no lo quieren ver.
Asimismo, habría que destacar que desde la página web de la asociación se puede poner en contacto cualquier persona con ellos, y ahí resolverán cualquier duda que se tenga al respecto, además de aconsejar la asistencia necesaria para el niño, la niña o la familia.
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