El sexo en público, ¿adicción o simple placer desinhibido? 

Tras los recientes hechos relacionados con conductas sexuales en la capital charra, expertos psicólogos analizan este tipo de comportamientos. Además, explican el grado de relación con la llamada hipersexualidad, más conocida como adicción al sexo
 

 El sexo en público, ¿adicción o simple placer desinhibido? 
El sexo en público, ¿adicción o simple placer desinhibido? 

Salamanca ha sido protagonista durante el mes de marzo a nivel nacional por dos hechos relacionados con conductas sexuales inusuales. El hecho más reciente ocurrió el 19 de marzo, cuando salió a la luz un vídeo de una pareja teniendo sexo, completamente desnudos y a plena luz del día en un balcón de la Avenida de Portugal. 

Otro de los hechos tuvo lugar el seis de marzo, cuando el Ayuntamiento de Salamanca abrió un expediente sancionador a una vecina del de la carretera de Ledesma por exceso de ruidos “por golpes y ruidos de cama” en el pasado diciembre. La Policía Local pudo constatar que se superaba en dos decibelios el límite permitido por la ordenanza municipal, ocasionando molestias a sus vecinos y la responsable tuvo que pagar 150 euros. 

SALAMANCA24HORAS ha querido contar con la opinión de expertos en materia de sexualidad para conocer si este tipo de hechos han aumentado en los últimos años, por qué se producen y si tienen relación con algún tipo de conducta sexual en concreto. Sobre los hechos ocurridos en Salamanca los expertos coinciden en que dependen de muchos factores y existen multitud de casos, pero no tienen por qué estar relacionados con una adicción sexual. Este tipo de prácticas pueden relacionarse con algún tipo de parafilia, exhibicionismo o voyerismo, conductas que no están necesariamente ligadas a una obsesión o adicción sexual. 

Respecto a la multa a una vecina por exceso de ruidos de cama, los expertos creen que entra dentro de normalidad de las relaciones, que no tiene que haber ningún problema y simplemente son gustos y hábitos personales, aunque esto provoque un problema a terceras personas. “No hay motivos para pensar que estos hechos están relacionados con una conducta adictiva y tampoco hay datos para considerar que hay ninguna patología, aunque puedan ser considerados como inapropiados debido al daño, molestia que pueden provocar en otras personas”, es la opinión de la psicóloga Mª del Mar González, coincidiendo con la opinión del resto de expertos. 

Como ocurre con cualquier otro comportamiento complejo, psicólogos de la Universidad de Salamanca, no creen que pueda hacerse una valoración mínimamente seria, sin conocer el contexto más inmediato y las razones o motivaciones que conducen a estos comportamientos. 

Uno de los expertos, aunque considera que son hechos aislados, cree que están relacionados con el camino que está siguiendo la sociedad: “es una evolución, antes el sexo era algo mucho más privado y escondido, ahora no es raro ver a parejas en la calle besándose, e incluso en actitudes especialmente cariñosas”. Las emociones en estos momentos no se contienen, se actúa por impulsos y lo mismo sucede con el sexo, “si quiero tener sexo, no reparo en nada, si quiero, quiero”, es la opinión de José González, psicólogo.

Cada persona es un mundo, en el caso de la pareja del balcón parece exhibicionismo, pero puede ser un simple impulso que no ha sido controlado y no les ha dejado pensar. 

¿Cuándo consideramos que existe adicción al sexo?

Los profesores de Psicología de la Universidad de Salamanca, Isabel Vicario y Antonio Fuertes, explican que el constructo “adicción sexual” no genera un claro consenso en la comunidad científica. De ahí que, otros autores hablen de conductas sexuales compulsivas, de impulsividad sexual, de hipersexualidad, o de conductas sexuales que escapan al control voluntario de la persona.  

Todos los psicólogos expertos coinciden en que estos hechos no tienen por qué estar relacionados con la adicción sexual, pero si pueden ser fruto de algún tipo de conducta sexual. Uno de los psicólogos expertos en la materia, el psicólogo Javier Barreiro es de los que opina que la llamada ’adicción al sexo’ tiene más que ver con un trastorno de tipo obsesivo, compulsivo. La denominada hipersexualidad consiste en la búsqueda de sexo sin control, tanto con otras personas como consigo mismo mediante la masturbación. Esto supone un problema también para la vida en pareja, ya que el sexo sin control da lugar a infidelidades y conductas conflictivas. Dado que en un gran número de ocasiones estas cuestiones se llevan en secreto, el momento en el que se detecta puede ser tarde, tanto para la pareja como para el resto del entorno. 

Para Javier Barreiro, la conducta tiene que ver con algo interno, con pensamientos y conductas del sujeto, independientemente que haya probabilidad de estimularse por otros medios, como de contenido pornográfico en la web, aunque concluye que no porque haya más internet, se multiplicarán las conductas sexuales obsesivas.  

Siguiendo por esta línea, la psicóloga María del Mar González, opina que una persona llega a una adicción porque no maneja adecuadamente sus emociones, frustraciones, problemas, relaciones personales, tiene una baja autoestima y generalmente tiene una conducta impulsiva. Esto le lleva a buscar una forma rápida para controlar su malestar e intentar sentirse bien consigo mismo. En una adicción sexual, el placer de la relación no es el mismo que en una relación sexual no adicta. Van buscando hacer la conducta de forma repetitiva para controlar las emociones que de otro modo no canalizan adecuadamente. De hecho, en muchas ocasiones hay sentimiento de culpa después de mantener relaciones de forma compulsiva. La persona adicta tiene un pensamiento constante sobre la actividad sexual de forma que le provoca una limitación importante en su vida cotidiana, afectando a su calidad de vida.

Desde el centro psicológico Self, de Salamanca, explican que la adicción al sexo es un impulso natural en primer lugar. El sexo, en ocasiones, se realiza a veces para no pensar en otras cosas. Como otro tipo de adicciones, “el problema puede venir dado por la sociedad, que se le ha olvidado pensar, sentir y solo desea llevar a cabo alguna actividad como un modo de escape de la realidad”, nos comenta José González, psicólogo sanitario y psicoterapeuta del centro psicológico Self. 

Actualmente, se gestiona muy mal el afecto negativo, esto produce que alguien piense por ejemplo “soy poca cosa” o tener miedo a fracasar. También se ha producido un problema muy ligado a las redes sociales, donde en ocasiones se aprecian vidas de otras personas que parecen ideales y ver estas vidas sin ser las suyas les crea sentimientos negativos. 

La adicción al sexo, depende de la persona, normalmente puede venir motivado por no reconocer afectos negativos e incluso positivos, que cuando no son aceptados se ven transformados en trastornos como una adicción. En vez de transformar estos problemas en adicciones, lo ideal sería afrontarlo porque las crisis ayudan a crecer. 

La Doctora en psicología Esther Domínguez Jové, analiza ampliamente para SALAMANCA24HORAS las causas y consecuencias de la adicción al sexo. “Cuando oímos hablar de adicciones, siempre pensamos en las adicciones a sustancias, es decir, en el abuso del alcohol, el cannabis, la cocaína, etc. Sin embargo, también hay conductas que son adictivas, como por ejemplo: la adicción al trabajo, al sexo, al juego, a internet o el móvil o a las compras.  En un primer momento, estas conductas son saludables, ya que, por ejemplo, mantener relaciones sexuales satisfactorias, es saludable; pero puede convertirse en algo adictivo cuando la persona pierde el control sobre esa conducta. 

Con adicción al sexo hablamos del comportamiento sexual compulsivo. En las mujeres es llamado ninfomanía y lo padecen de un 1 a un 6% de las mujeres; y en los hombres, satiriasis, siendo entre un 9 y 12% de los hombres, adictos al sexo. 

En un primer momento, podemos imaginarnos que la adicción al sexo implica que hay experiencias sexuales placenteras, pero sin embargo, la adicción al sexo está relacionada con conductas compulsivas. Esto quiere decir que, la persona es incapaz de alejar de su mente las ideas y fantasías de tipo sexual (por lo que son ideas obsesivas) y siente una intensa tensión que sólo puede aliviar realizando el acto sexual (de manera compulsiva).  Al tratarse de una conducta adictiva, la persona ya no la realiza porque sienta placer, sino porque lo ha convertido en una necesidad, y sino la realiza, siente angustia, se enfada, no puede dormir, tiene ansiedad, se siente culpable, etc.

Por lo tanto, en un primer momento, esa conducta es placentera, pero al convertirse en adictiva, la persona la realiza para aliviar el malestar que le produce su abstinencia, al igual que ocurre con el abuso de sustancias.

Por ejemplo, algunos de los comportamientos que caracterizan a una persona adicta al sexo son: mantener relaciones sexuales con personas que no conocen, usar abusivamente material pornográfico o erótico, masturbarse compulsivamente, tener relaciones extramatrimoniales, recurrir a la prostitución, al exhibicionismo o voyeurismo, etc. 

¿Está facilitando la sociedad actual este tipo de adicciones?

Los profesores Antonio Fuertes e Isabel Vicario, analizan este aspecto explicando que la aparición y desarrollo de las nuevas tecnologías, especialmente el acceso a Internet ha cambiado en gran medida nuestra forma de entender el mundo y relacionarnos con los demás, y en ese sentido, ha tenido y tiene también un importante efecto sobre las vivencias y manifestaciones sexuales.

En muchos casos, este efecto es positivo, ya que en la actualidad tenemos acceso a más información sexual, más libertad y comodidad para plantear y discutir acerca de temas sexuales, más posibilidades de intercambio y, en ocasiones, un supuesto mayor anonimato.

Sin embargo, es obvio, también, que la cantidad y variedad de estímulos altamente excitantes y las potenciales parejas sexuales a los que Internet ofrece un fácil acceso, ha favorecido la aparición de nuevos perfiles y formas de experimentación sexual y, por consiguiente, mayores oportunidades para que un mayor número de personas pueden llegar a desarrollar alguna forma de comportamiento sexual adictivo, compulsivo o que de algún modo escapa con reiteración a su control voluntario. 

Desde SALAMANCA24HORAS agradecemos la colaboración de los expertos que han participado en la elaboración de este reportaje: María del Mar González (psicóloga clínica y especialista en Psicoterapia), Esther Domínguez (Doctora en Psicología), José González (Centro Psicológico Self), Javier Barreiro (psicólogo), Montserrat Sánchez Gálvez (psicóloga experta en conductas infantiles y adolescentes), Isabel Vicario y Antonio Fuertes (profesores de psicología de la USAL)

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